lunes, 13 de abril de 2015

AGRADAR AL AMIGO

Una de las cosas que me ha gustado desde adolescente es el tocar guitarra y cantar, encontrando en las misas un buen momento para hacerlo, por lo que he participado de varios grupos o ministerios musicales para animar las diversas liturgias.
 De esta etapa inicial quisiera recordar un domingo, que estando en Misa del barrio donde nací, el Padre Guillermo Beaumont sj. celebraba y al momento de cantar en el acto penitencial, él con unas u otras palabras nos dijo lo siguiente: "Sé que esta canción nos gusta porque nos identifica; sin embargo, alguien me ha pedido que no la cantemos más por no estar de acuerdo con la misma. Así como actuamos para agradar al amigo, pido que no cantemos más esta canción, como el acto de no desagradar al amigo".

En ese momento no comprendí bien esa petición, por el contrario la cuestioné y aunque la obedecí seguía pensando que no era justa.
Con el tiempo comprendí que lo realmente importante no era la canción o negarte a lo que te gusta hacer, sino la actitud de hacer aquello que no aleje al otro u otra por mis pensamientos, sentimientos u acciones.  Decimos constantemente que como personas estamos llamados al encuentro, pero hacemos todo lo contrario por diversas razones, sean políticas, religiosas, culturales o deportivas, entre otras.
No hemos sido capaces de convivir con nuestras diferencias y para justificar nuestra incapacidad no asumimos nuestras actitudes divisoras y egoístas, sino que siempre responsabilizamos al otro.
Nos hemos encargados de ver en los demás enemigos en vez de amigos.  Sé que la amistad no es algo que se dé con todas las personas y no estoy pidiendo que seas amigo o amiga de todos, porque eso no es posible. Lo que si te pido es que cuando actúes lo hagas pensando que necesitas agradar a tu amigo, eso es lo que te permitirá una mejor convivencia.