lunes, 24 de febrero de 2014

Invitados a Desaprender

DESAPRENDER PARA APRENDER

Quisiera comenzar con estas palabras que han dado muchas vueltas en mí y que salen para ser parte junto a muchas que dicen que la cosa no puede seguir así.

En esta confrontación entre hermanos voy a hablar en un tono conciliador y lo haré desde mi perspectiva y responsabilidad, rogando a Dios decir las palabras correctas para no herir susceptibilidades, que están a flor de piel en estos tiempos.

Cómo docente, una frase que he venido escuchando con mucha insistencia y que he tomado como propia es la que estamos invitados a “desaprender para poder aprender” y a eso voy a invitarlos a través del presente escrito. Estoy llamado a desaprender una serie de actitudes que en nada favorecen al diálogo entre las partes para poder aplicar nuevas actitudes que sí permitan el encuentro, tomando en cuenta las siguientes consideraciones que nos ayuden a retomar el valor de la Paz y la Vida en nuestra sociedad venezolana.

·      Lo primero es que debe existir una convicción interna de querer dialogar. Mi boca puede repetir en innumerables ocasiones la palabra PAZ, pero si en mi interior no se siente, de nada servirán todas las acciones que haga, porque esa incoherencia me llevará a actuar de manera contraria a mis postulados, tal como observamos en una campana hueca. Por lo que invito en un primer momento a desaprender el no hablar para quedar bien ante un grupo o la sociedad, sino porque de verdad siento y hago lo que digo, debo aprender a ser coherente cuando hablo de paz.

·      Es cierto que con el tiempo se han venido acumulando muchas cosas, de parte y parte que han venido aflorando estos días, el que se digan no es malo, sino la forma en que se dicen.  Simplemente venimos observando reacciones desproporcionadas en las que han salido a relucir muchas cosas y con las que he herido a ajenos y a propios. De allí que el segundo desaprendizaje al que invito es a no explotar como la olla de presión, sino a ir expresando mis angustias, dolores y denuncias, sé que puede existir la sensación de no ser escuchados, pero te aseguro que lo que digas llegará a algún lugar, a donde deba llegar.

·      No puedo hablar de Paz y de Vida y seguir siendo eco de frases, fotos y videos que no reconozco y no sé su raíz pero que tienen un tono o lenguaje violento.  Escuchamos de parte y parte acusaciones de publicaciones montadas, amañadas o de otro sitio y simplemente al yo repetirlas (en cualquiera de las posiciones) estoy quedando como una persona sin criterios, a no ser que mis criterios no sean la Paz y la Vida (que puede ocurrir). Por lo tanto, el tercer desaprendizaje al que hago referencia es a no ser un simple reproductor o reproductora, sino que me convierta en un  productor o productora; en ti hay muchas cosas buenas que pueden ayudar en este momento, de ti depende encontrarlas y ponerlas al servicio de los demás.

·      Hay una realidad que nos pega y nos duele y que estoy llamado a denunciar o defender, pero mi denuncia o defensa pierde su efecto cuando utilizo el descrédito de la persona como el modo de expresar las injusticias; palabras denigrantes, ofensivas o intimidatorias en nada favorecen el diálogo, y en estos tiempos hemos escuchado y leído muchas de ellas. De tal manera que el cuarto desaprendizaje al que invito es a desmontar toda palabra vulgar, soez o irónica que alejan del diálogo y buscar en nuestro léxico palabras de encuentro, sé que también conocemos ese tipo de palabras, pero no sirven de nada si las guardo en mi interior.

·     Siento que yo tengo mi verdad y debo luchar por ella, pero no puedo dejar de lado que existen otras verdades similares o diferentes a la mía, por lo que no puedo decir que no hay verdades diferentes a la mía y considerar insulso mental a quien no me acompañe. Situación que me invita a desaprender que mi verdad es la única aceptable y válida en esta sociedad, para aprender que debo reconocer en el otro y la otra sus verdades y manifestar las propias sin imponerlas.

·      Algo importante de la realidad es que no puede ocultarse y negarla no hace que desaparezca, por lo que el diálogo debe ir acompañado de la exposición de una problemática, que mientras no se atienda no permitirá que haya paz; hay fuertes problemas sociales, económicos y políticos que se han ido negando pero que no han dejado de sentirse.  Por lo que debo desaprender a negar por principio todo aquello que afecte mi status quo y aprender a aceptar mis equivocaciones con el ánimo de enmendarlas y no seguir fortaleciéndolas.

·      Pareciera que los problemas que me aquejan y que son muy reales me alejen de la espiritualidad necesaria para afrontarlos, dejando en un segundo plano a ese Dios de la Vida, considerando que Él no tiene nada que ver allí, porque este es un problema del hombre y que su mensaje me increpa a actuar de una manera distinta a la que me exige la sociedad.  Mi invitación aquí es que en estos momentos de conflicto es cuando menos debo dejar de lado mi relación con Dios, aprendiendo a poner en sus manos todo mi ser, angustias, preocupaciones, sentimientos y reconocer con humildad que nada de lo que haga tiene valor si no lo hago bajo el mandamiento del Amor.

Seguro que hay otros desaprendizajes que debemos aplicar en estos momentos, por lo que este no es un tema cerrado, lo que sí tengo claro es que no es un camino para recorrer solo, sino encontrándome con otros con igual o diferente pensar al mío, por lo que invito a no darle un simple “me gusta” o “no me gusta”, sino que puedas aportar para construir una sociedad más humanizada, que tanto nos hace falta en estos tiempos.


Alejandro Peñaloza
Barquisimeto, 24 de febrero de 2014

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